Cuando abocardamos o emboquillamos, sencillamente ensanchamos de forma cónica el extremo de un tubo. El procedimiento consiste en deformar el extremo del tubo de forma que quede una arandela o junta de forma troncocónica que permanecerá completamente unida al extremo del tubo. Es una herramienta que no requiere excesiva destreza, ya que es fácil de utilizar.
Generalmente, el emboquillador está formado por tres componentes principales: una barra de metal con agujeros atrincherados donde se ajustan a tuberías de diferentes tamaños, un tornillo con mango que entra en la boca del tubo y un arco de metal donde encaja el mango y que permite la rotación.